Delgada línea

Vive como quieras, pero al final de tu hecho vivirás como yo diga, puedes surcar el cielo, pescar en el río más tranquilo pero al final de tu hecho te traeré detrás de éstos hierros y cortaré tus alas. Puedes rugir cual León en celo y lleno de bravura, puedes cazar a la mejor presa, pero tu acto no dejará de recordarte que tu continuidad está limitado por un par de hierros gélidos.

Entra y sal sin permiso de donde quieras, pero no vayas a olvidar que la línea que separa lo lícito de lo ilícito es muy delgada y que aquí lloran aún los más valientes, sigue siempre lo recto, rompe si es necesario pero nunca camines sobre lo doblado y endeble, porque aquí ya no hay segundas oportunidades, goza de lo bello que tiene hoy para ti el ser libre entre tanto ves si puedes lograr la libertad. Detrás de éste acero, el semblante pierde luz, magia y simpatía, el resentimiento y un profundo rencor se engarzan al cuerpo aunque digas que tu« alma » está en otro lugar.

Déjate acariciar por el sol, deja que el viento refresque tu ser, ama el aroma de la calle, el sonido estruendoso del día a día, déjate cortejar por el poema de la joven inocente y enamorada, sonríe con el niño que juega en la acera, grítale a la noche, ve de juerga con ella, dale los buenos días al alba, observa el amanecer con ojos humedecidos de lágrimas de dicha, abraza al amigo/a, toca tu guitarra, porque no quiero que el sonido de metales cerrándose sobre tus muñecas, te anuncien que todo llegó a su fin, y a posteriori, todo será diferente, ya nada será igual.

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